domingo, 26 de octubre de 2008

cuesta abajo


la garantía verbal no asegura la recuperación del Estado, apenas si lo tiñe de extraña simpleza; vende en la tapa de cualquier diario. vende y distrae. la acción verbalizada no disputa el espacio público, lo domina. el juego contempla los derrapes voluminosos de una oposición que no es. no hay antítesis. no hay dialéctica.
la fuerza legítima del modelo se afianza en la representación axiomática de la res publica, donde la simbología intelectual se desgrana sobre las ideas de nación y sociedad. no en función de pensar los términos como categorías a ser re -definidas por la diagramación contractual de los nuevos espacios de dominio, sino como imposición verbal del acto, en tanto el acto es absoluto y no merece ser pensado. (una nación volcada en la temporalidad del acto público: descolgar un cuadro de Videla, como representación inequívoca de justicia, después de limpiar con desfiguraciones político-intelectuales, la sangre derramada).
no hay economía de lenguaje en la sublimación de la acción: hay que conquistar todos los espacios posibles de todas las clases en juego. para ello se apela a la emotividad implícita en el hacer: la izquierda de pañuelos blancos, la derecha republicana y justiciera.
la emotividad, en términos políticos, redunda su conceptualización, puntillosamente formada, en Moral. moral hegemónica expuesta en la centralidad complementaria de Civilización y Barbarie.
si la conceptualización partiera de un esquema puramente maquiavélico, la dualidad equivalente de moral-política, tendría que ser coyunturlamente destruida, en función de ser entendida como oxímoron.
pero no hay ruptura en exceso: racionalmente el elogio del acto es la destreza de perpetuar analogías sin que éstas sean detectadas a simple vista.
el híbrido intelectual que fluctúa entre la disposición argumental populista y de izquierda del kirchnerismo y la manipulación estructural de los conceptos, no ha hecho más que reforzar, en breves lapsos históricos, el carácter hegemónico de las viejas ideas elitistas del capitalismo.
(populismo e izquierda también son un oxímoron)
la inquietud Estatal radica en "superar la barbarie", pero no esa barbarie tangible del capitalismo, aquella que se encuentra en la interminable acumulación de capital, sino la barbarie que opera como ruptura del contrato social, en la medida que éste sostiene al sistema etimológicamente.
las últimas medidas político-económicas tomadas por el gobierno intentan rescatar la presencia rigurosa del sistema en la historia nacional sin antagonismos, públicamente respresentan una confrontación con posiciones rígidas e intentan darle peso a un Estado que ya no es tal. los actos culminan por ser una mera actividad simbólica que encubren intencionalidades de continuidad que aseguren el capital de los dueños del poder.

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