lunes, 4 de agosto de 2008

LO QUE QUEDA...

Hasta aquí lo único que va dejando en concreto el kirchnesrimos es el relato de su teodicea; sin demasiado brillo, ese relato se apodera de construcciones discursivas sobre el campo político; atravesando la circunstancias cotidianas de la dialéctica del capitalismo este relato no fue suficiente para ocupar, concretamente, el campo enunciado.
Se valió del encuentro de ciertos intelectuales, que curiosamente operaron desde ciertos medios , para la constitución de un universo discursivo con categorías valederas para una argumentación que la mayoría oyente y pasiva no logra decodificar.
Un relato que encarado desde una perspectiva profunda hubiera servido para reivindicaciones ideológicas que están ausentes de todos los debates sobre los 70'.
El discurso kirchnerista carece de sujeto que lo habite. El sujeto político. Un sujeto que está ausente de la propia historia Argentina. Naturalizado en un vacío de acción o mimetizado con cierto asistencialismo lamentable.
El sujeto político es reconocido y simplificado en la idealizada figura del militante, que en el relato kirhcnerista encuentra una épica sin ideología. Un militante vacío, y, paradojicamente desaparecido.
El kirhcnerismo no termina por asumir su ideología, o más bien la esconde tras un relato que no es el de su historia. Es la historia de otros. Su sujeto político está ausente tanto como su ideología.
El kirchenrismo no habita su discurso, ni su relato. Opera simbólicamente sobre gestos que terminan siendo atractivos para la culpa pequeño burguesa de la clase media "culta".
Los intelectuales funcionales a éste personalismo gobernante no dan cuenta de la ausencia de sujeto en la internacionalidad política del gobierno, simplemente porque esa intencionalidad no lo contempla.
Se hace más discuros que política, eso implica vaciar la política tanto de contenido como de sujeto.
Partiendo de ahí los giros se concentran en acumular votos y aparecer los más posible agradando en la tv.
El problema es que de la misma manera nosotros aceptamos estar igualmente vacíos.